La Carta
Domingo 7 de Septiembre del 3587
Sé que no vas a leer esta carta, sé que la escribí para un incierto pasado, alguien que no conoce está tecnología y aún así se a estado comunicando conmigo, en sueños te has aparecido, siempre con tus ojos grandes, esotéricos, profundos, miel en toda su extención, recuerdo el primer sueño en que te ví, yo, siendo todavía una niña, me dibujaste un unicornio, en ese sueño ya eras mayor, al menos así te veía, me dijiste que no eras de mi misma época, que ibas de paso, pero que... Mi magnetismo te hizo regresar el tiempo, en mi percepción creí que eras de un tiempo más adelantado, uno al que aún no tocaba la puerta, al pasar de los años te veía cada ves más cercano según yo.
Cuando cumplí 15 años, mis padres me regalaron un giroscopio de tiempo para estudiar acontecimientos futuros y pasados, ya que sabemos que el tiempo no es lineal, me decidí encontrarte, tal vez...
Viaje al menos a tres diferentes épocas, en una de ellas en el futuro, ya era yo muy mayor y me veía con semblante de paz, pero no con la felicidades que deja la compañía anhelada, en la siguiente, Ví a mis padres viajando en su última semana, no quise ahondar más, me emocioné mucho, mi corazón apegado a ellos no pudo verlos partir, no esa vez y no cuando sucedió 25 años después, y el la tercera época viaje al pasado para verte en mis sueños, ahí me di cuenta que.... Tu no eres del futuro eres del pasado viajando al futuro, decidi seguirte y ver a dónde me llevabas, sin embargo como si tú intuición no fuera ya de por si grande me esquivaste en este periodo de tiempo... Yo tú alma, tu niña, tu gemela, tu diabla, como me decías cuando soñaba contigo...
A los 30 años te recordé de nuevo, seguía soñando contigo pero cada día más difuso, como si el sueño tratase de otro sueño, de otra causa, en otro efecto, tu me besabas con la pasión que solo podría esperar de un amante insólito, de un hombre devorador de pasiones, como un insondable recuerdo, como una promesa que no se olvida, un camino que aunque ya a sido andado es preciso y precioso recordar y transitar, todas las veces...
Ahora sé, no solo que eres de una época pasada a la mía, si no que no podremos estar juntos más que en sueños, dentro de los sueños, que se tejen y deshebran en la infinita telaraña del tiempo, de la ilusión y de la realidad, tus ojos cafés miel, tu sonrisa franca, tu mirada profunda, tu aroma, ese aroma que me recuerda, no sé... Algo antiguo y nuevo, no sé, algo familiar y nuevo, no sé, algo profundo, algo eteréo, tus manos en mis manos, tus labios me los mios, tu promesa de estar juntos en lo eterno, que el tiempo no importa, que los años no importan, que la muerte no importa. Todo tú, todo tu cuerpo, tu esencia, tus besos....
Sé que no leerás está carta, porque nunca a sido escrita, porque tus labios no se despegaron de los míos, nunca desde que rea una niña, nunca desde que te ví en mis sueños, desde que aquel giroscopio se rompió porque te ví besándola, porque te ví amándola, porque te ví queriendola, teniendo sus hijos y ellos teniendo a los hijos de sus hijos, porque el giroscopio se rompió en el instante, en ese preciso instante en que ví que ella, ella era yo, en otro tiempo, en otra vida, en otra circunstancia, en otra ocurrencia genética.
Volví a mi tiempo a mi propia espira, me deje llevar, sali con Rosel, con Julián, con Pedro, Con Mario y aún así no te olvide, no un minuto, ni un segundo, ni un día, ni muchos años, te anhele como quien anhela un sueño... Literalmente tu eras mi sueño solo que no colapsamos en el mismo devenir, no sé quién eres, tal vez estás enfrente y no te reconozco...
Sé a ciencia cierta que, tu no leerás está carta, no porque no quieras o no me ames, simplemente porque no estamos en el mismo tiempo y Aunque ella era Yo....